Saturday, January 20, 2007

"Sonya, de verdad lo siento mucho..."


Esta y otras frases, como: "¿estás bien?, ¿cómo te sientes?, vete a distraer, no te pongas a pensar en eso", me han rodeado desde hace varios días. Después de la "disolución" de La Catarina, la única frase en la que encontré consuelo fue cuando Said honestamente me dijo: "De La Catarina como la conocías olvídate".

Así fue, el proyecto al que dediqué tres años de mi existencia tuvo que desaparecer por lo intereses de personas que, evidentemente no tienen ni las más remota idea de lo que la libertad de expresión significa, y me atrevería a decir que tampoco saben leer: son analfabetas.

Y no me refiero al término analfabeta como la persona que no recibió instrucción de lectura y escritura, si no a aquellas personas que aunque instruidos padecen de la peor deficencia existente: Ignorancia. Durante siete años, La Catarina dio a conocer todas las situaciones por las que la UDLA pasó, bastaba con buscar en el archivo del periódico determinada fecha para saber qué pasaba en ese entonces. Uno de los más vivos recuerdos que tengo fue cuando en 2005 busqué en la hemeroteca el primer número de La Catarina y recorrí sorprendida el primer año de la publicación, noté cambios importantes en el periódico pero lo que más me sorprendió fueron los cambios por los que la misma UDLA pasó.

Mientras ojeaba los primeros números encontré en la sección de cultura una reseña elaborada por una de nuestras colaboradoras, que después se convertiría en editora del semanario, donde explicaba el movimiento literario del Crack. En la ilustración de la reseña, estaba el hoy rector con algunos escritores/profesores que ahora se encuentran en la universidad, mientras recorría las páginas no me imaginaba lo que el nuevo rector, antes escritor ( o en el orden que prefieran) estaría ante una falta de juicio tan grande. Por el contrario, en 2005 ilusamente pensé que vendrían tiempos mejores. Me equivoqué.

Me equivoqué por el simple hecho de que siempre apelo al lado humano de las personas, porque creo en la justicia y la libetad de expresión, porque todavía no conocía la censura, porque creo en la bondad de la personas y porque creí en el conocimiento de esos pocos, que terminaron con el trabajo de muchos. Desgraciadamente, como en la mayoría de los casos en México, el que menos tiene siempre pierde, pero está en las ganas de sobreponerse y seguir lo que muchas veces evita que seas un perdedor.

Para el futuro, sólo nos queda reiniciar, replantear, rehacer. Gracias a todos los Catarinos que a lo largo de siete años encontraron el punto y gracias a La Catarina por dejarnos descubrir el periodismo.

2 comments:

Ireri Herrera said...

Estimadisima Sonia. Esto, muy gracias a muchas cosas, todavía no termina. La represión a uno de nuestros derechos fundamentales y, sobre todo, a una verdadera escuela de periodismo, no quedan ni quedarán enterradas. Seguimos, buscamos, REPORTAMOS. Somos consecuencia de La Catarina.

Lo que nos dejó, lo que nos enseñó, debe pasar a otros, que vienen después, que quieren informar, reportar, liberar, etc. Se hará todo lo que se tenga que hacer.

(Y tu eres, sin duda, expresión de lo que somos todo, un abrazo muy fuerte y seguimos aquí)

Fragua said...

Qué de la chingada es darte un madrazo con el muro de la realidad. Yo estoy indignado/preocupado/an so on pero no se compara con lo que muchos de ustedes experimentan. Lo único que queda es ser realistas pero con un ingenuo idealismo que nos haga seguir adelante.

Un abrazo muy fuerte Sonia Corona (léase como "Gaby Peña"; you know what I mean)